Aqui tenemos la primera tanda... y continuan haciendo más, claro que como nos las estamos comiendo no les queda más remedio...
Si podéis, no os perdáis la experiencia, cogeréis unos kilos de más pero merecen la pena.
En este blog (y siempre que a Pizco le parezca oportuno -La Casa de La Palmera es su creación-) plasmaremos imágenes reales, imágenes imaginadas, crónicas, historias reales y ficticias... Cumpliendo dos premisas: Siempre serán originales y tendrán relación con La Casa de La Palmera.
Aqui tenemos la primera tanda... y continuan haciendo más, claro que como nos las estamos comiendo no les queda más remedio...
Y como remate final la tarta y los chupitos, que no falten...
Así de contentas se quedaron algunas de las asistentes después del postre:
No existe este espacio
sino por el recuerdo.
Trigales, pasado y futuro,
del inhóspito terruño en invierno.
Palmera,
Oriente en Castilla.
El ruido, el olor y la sombra,
en este patio castellano,
prometen una primavera verde
de trigo recién brotado y tiernas palmas,
agua en la noche pasada.
Dos destinos unidos,
irremediablemente,
para siempre.
Palmera y Trigal.
En una comisura del tiempo
el viento mueve la cabellera de la palmera.
Bajo sus hojas el ladrón recuerda,
viendo las olas del verde trigal,
el roce de los segundos imperceptibles.