jueves, 21 de enero de 2016

El otro día en la charca.


El otro día me acerqué a la charca que tenemos en el pueblo y me entretuve mirando las plantas que la llenan y sus orillas. Imaginaos mi asombro al ver entre las hojas de las plantas, trepando por ellas y pasando de unas a otras, volando, una especie de libélula, por aquello de las alas nada más, con piernas y brazos. Bueno, no eran piernas y brazos propiamente dichos, eran más bien como unas piernas pero casi transparentes y unos brazos que no lo eran realmente pues acababan en unas palmas de membrana sin dedos en lugar de manos.

Allí me quedé completamente quieto, sin atreverme casi a respirar para no asustar a esa criatura.

Llevaba como unos cinco minutos observándola cuando de pronto se quedó quieta sobre una de las hojas alargadas, meciéndose con la brisa. Giró su cabecita, o algo como una cabecita, con unos ojos desproporcionados por grandes que fijó en mí.

Quietos los dos mirándonos. Ella meciéndose sobre la hoja. Yo apenas respirando.

Comenzó a mover las alas haciéndolas vibrar con un sonido agudo pero suave al que no pude evitar prestar toda mi atención. Un sopor dulce y cómodo me fue invadiendo. No recuerdo nada más. Desperté echado sobre la hierba al lado de la charca algo entumecido, miré el reloj y vi que apenas había pasado unos minutos con los ojos cerrados aunque me pareciera que habían sido horas durmiendo. Miré hacia las plantas de la charca buscando la extraña criatura pero no la vi.

He vuelto varias veces a la charca, despacio, sin hacer ruido, para ver si podía encontrarla de nuevo, pero no ha sido así.

¿La habéis visto vosotros?