jueves, 9 de julio de 2015

Sobre el ajuar de la sepultura campaniforme de Perro Alto



Reproducimos parte del texto de la conferencia “El pan y la sal. La vida campesina en el valle medio del Duero hace cinco mil años”. Discurso del profesor Delibes de Castro de ingreso como académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, de Valladolid:


Da la impresión de que la sociedad tribal, más o menos igualitaria, que caracterizaba a las comunidades que colonizaron hacia el año 3000 a C. el sector central de la cuenca del Duero, medio milenio después daba muestras de fisión y del surgimiento de pequeños liderazgos. Es un enigma, sobre todo en estas tierras, cómo los líderes, en palabras de Antonio Gilman Guillén, «adquieren y mantienen el poder a pesar de que casi siempre actúan en contra de los intereses de la mayor parte de la población», pero sin duda es algo que ya habían logrado a finales del III milenio, en la etapa del Vaso Campaniforme. La sepultura de Perro Alto, en Fuente-Olmedo, correspondiente a un joven varón al que sus deudos despidieron de este mundo en una ceremonia en la que se consumió cerveza dentro de tres vasijas campaniformes, es la tumba de un jefe como se deduce de la suntuosidad de un ajuar (un puñal y once jabalinas de cobre, una diadema de oro, una flecha y un brazal de arquero, aparte de los recipientes de la libación) que Richard Harrison no ha dudado en considerar «la más importante concentración de riqueza individual atestiguada en el Calcolítico de la Península Ibérica». Un jefe que efectúa tan fuerte inversión en el sepelio con el objetivo de proclamar su poder. Un jefe que, al igual que los príncipes de la Antigüedad, recurre a las armas y al oro como símbolos mayestáticos. Un jefe que, como indica la corta edad del sujeto de Fuente-Olmedo, 17 o 18 años, obtiene los privilegios de su rango por vía hereditaria. Y un jefe que probablemente ha conseguido situarse en la cúspide de la pirámide social tras hacerse con el control de algún recurso crítico como el metal o, con bastante seguridad en el caso de Molino Sanchón, la sal.
Ajuar de la sepultura. http://farm8.staticflickr.com/7210/6916738519_d7da832d8a_m.jpgDibujo de A. Rodríguez González




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